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Breve hª del Teatro-Circo Emilia Pardo Bazán de La Coruña (ES)

DEL CIRCO AL TEATRO-CIRCO
Cuando en determinado momento en Roma se pretendió dar solemnidad a los espectáculos populares que hasta entonces se celebraban en las plazas y calles se crearon los primeros «circus», esto es, recintos cerrados. Posteriormente se le añaden gradas cada vez de estructura más sólida, hasta que Julio César mandó construir el «Circus Maximus», que según dicen podía alojar, tras las sucesivas ampliaciones, a más de 300.000 personas.

Se construyeron otros por todo el imperio; siendo de planta oblonga, adaptándose al terreno para la construcción de las gradas, tenían una «spina» central que dividía la pista estableciendo un recorrido perimetral. Es el origen tipológico de los actuales hipódromos.

Posteriormente y hasta la era moderna las representaciones de los «saltimbanquis» y «gentes viajeras» en general se realizaban en las calles y plazas.

El circo moderno se puede decir que nace en Londres cuando Philip Astley, jinete militar inglés mandó construir en 1769 un picadero circular para representar sus habilidades ecuestres. La aceptación que tiene entre el público le lleva a construir un graderío perimetral y posteriormente introduce música con la trompeta, y otras actuaciones como acróbatas y «saltimbanquis » (gente que saltaba bancos) y funámbulos.

Desde el principio es el círculo la forma que mejor define al circo moderno. Esta es la figura geométrica que encierra mayor superficie con el mínimo perímetro y el movimiento circular genera la fuerza centrífuga, propiedad indispensable para la realización de determinadas representaciones.

Desde su renacimiento en la segunda mitad del siglo XVIII se generalizaron los circos de madera que al cabo de unos meses se solían desmontar, yen 1826 se inician las construcciones de los cubiertos con lonas y sostenidos con mástiles, y en menor medida los de fábrica.

Los de lona eran al principio una simple carpa cónica con un mástil central. En el transcurso del siglo, y sobre todo en América del Norte, se llegaron a hacer hasta de tres pistas circulares, multiplicándose el número de palos, a la vez que aparecía el faldón perimetral de las lonas.

Pero es en París donde se construyen los primeros circos de construcción sólida, importantes a partir de la tercera década, y el que sirvió de modelo a todos los construidos posteriormente fue el Cirque d'Hiver de París proyectado por JacquesIgnace Hittorff en 1852, notable arquitecto francés contemporáneo de Haussmann que construyó numerosos edificios públicos en los que la estructura era la parte fundamental, como el Theatre de l'Ambigú Comique de 1828, la,Rotonde des Panoramas de 1838, el Cirque Nationale en 1840 y en 1859 Le Gare du Nord, su obra fundamental.

El Cirque d'Hiver es de planta poligonal de veinte lados con cubierta piramidal rematada con una linterna. La sala de 40 me.tros de diámetro, escalona las localidades en graderíos.

La pista circular de 12,50 metros de diámetro establece la medida definitiva de éstas que quedarán comprendidas entre 13 y 14 metros de diámetro. Esta medida deriva de la longitud del látigo. La circulación se establece por corredores circulares bajo el graderío y el acceso por vomitorios.

A este volumen se le añade una fachada apenas resaltada de estilo clásico y en la parte opuesta un volumen adosado  independiente que alojaba los cuartos de los actores y cuadras.

En la segunda mitad del siglo la hegemonía francesa en el teatro con el melodrama y la Alta Comedia se inicia la expansión de éste a las clases medias introduciéndose en el circo, al que se le añade un escenario enmarcado por un arco de proscenio. Se rompe de esta manera el círculo envolvente de gradas y nace el Teatro-Circo, una sala «multifuncional»; esto es, se podían hacer representaciones de circo y de teatro transformando la pista en patio de butacas y viceversa; la tecnología teatral estaba muy desarrollada.

EL TEATRO-CIRCO PRICE DE MADRID
En España durante las dos últimas décadas del siglo pasado y las dos primeras de este, se construyeron numerosos Teatros-Circos generalmente de estructura de madera y con una sola fachada entre otros edificios. La tipología en que se basaban fue la del Teatro-Circo de Price de Madrid encargado por William Parish en 1880 al arquitecto Agustín Ortiz Villajos, para sustituir a otro que se había incendiado en el Paseo de Recoletos. Estaba situado en la Plaza del Rey entre medianeras.

«La estructura del Teatro del Circo, hoy Circo de Price, consiste en una gran sala poligonal, de 16 lados, que circunscribe, un octógono, correspondiendo a una y otro una cubierta de distinta altura. El cuerpo central, que corresponde al octógono, se levanta sobre ocho esbeltas columnas unidas entre sí por arcos y cadenas, soportando su cubierta a modo de linterna, en la que se abre un cuerpo de luces con cuarenta y ocho ventanas, amén de los tragaluces de la parte piramidal más alta.

Cada una de las citadas ocho columnas se unen a los vértices del polígono exterior, donde de nuevo encontramos catorce columnas divididas en dos pisos, formando las galerías. Esta zona lleva una cubierta más baja en donde también van colocados unos tragaluces. Finalmente, la estructura toda de hierro está envuelta en una ligera fábrica de ladrillo, de la que sólo hay que destacar la fachada y en su lado opuesto el escenario con los camerinos y demás dependencias propias del local. La fachada nada tiene que ver con el interior del edificio, siendo
tan solo un enmascaramiento. Tan poco importante era ésta, que habiéndose proyectado de una forma, se ejecutó de otra sin alterarse para nada la descrita estructura metálica».

Esta descripción del interior podría corresponderse con la del Teatro-Circo de La Coruña.
Es por tanto, esta tipología de influencia francesa el modelo para todas las construidas en España posteriormente, normalmente encajados en la trama urbana, de estructura de madera y, excepcionalmente, con las características descritas.

EL TEATRO CIRCO EMILIA PARDO BAZAN
«Para sustituir al vetusto edificio de madera que en la calle de la Marina servía para exhibiciones de acróbatas yexcéntricos, clowns y bailarinas, construyose hace pocos años, sobre el mismo solar, por la iniciativa y esfuerzo de algunos capitalistas coruñeses, el nuevo teatro tratando así de dotar a La
Coruña, al mismo tiempo que de una pista de espectáculos de circo, de un escenario en que pudiesen actuar compañías dramáticas y líricas».

Así rezaba el pie de la página referida al Teatro-Circo Emilia Pardo Bazán de La Coruña, del Portfolio que Pedro Ferrer editó en 1904 sobre Galicia.

El proyecto se había presentado en el Ayuntamiento el 12 de septiembre de 1900 y era obra del arquitecto bilbaíno Atanasio Anduiza.

El 5 de febrero de 1901 se lleva a cabo la demolición del antiguo circo coruñés y el 3 de julio de 1901 se inicia la cimentación del nuevo Teatro-Circo, que tendrá problemas de firme y de agua por situarse el edificio en terrenos de relleno, ganados al mar.

En 1902 adquiere su nombre definitivo de Emilia Pardo Bazán, ya que inicialmente figuraba como Teatro-Circo de Concepción Arenal, pero a la familia de la ilustre gallega no le pareció adecuado que su nombre encabezase el de un circo.

El 18 de febrero de 1903 terminada ya, es recibida la obra por el Ayuntamiento y el 15 de abril del mismo año se inaugurará.
A cambio de la cesión del terreno a la sociedad explotadora por parte del Ayuntamiento, el edificio pasaría a propiedad municipal al cabo de cuarenta años.

El privilegio de que gozaba el Teatro Rosalía de Castro por pertenecer en parte a la beneficencia municipal marcó desde el principio la vida del Teatro-Circo, ya que una de las cláusulas de concesión de la licencia municipal decía que no podrían efectuarse representaciones teatrales en determinados días del año, los considerados más importantes para el Teatro Rosalía de Castro, tales como los últimos y primeros días de cada año, para, de esta manera, evitar la competencia al citado teatro.

Así, aparecen numerosos escritos dirigidos a la autoridad municipal por parte de los concesionarios del Teatro Rosalía de Castro para impedir actuaciones teatrales en el nuevo edificio de espectáculos. Las presiones ejercidas en este sentido y las relaciones políticas y sociales de esta capital de provincias de 45.000 habitantes llevó a que el Ayuntamiento dictara orden de demolición, siendo responsable de la misma Casares Quiroga, entonces concejal del mismo.Tan solo habían transcurrido doce años desde su inauguración.

Pero lo fueron de intensa vida de representaciones de todo tipo, circenses, teatrales y cinematográficas cuando esta nueva actividad se empelaba a extender, solamente interrumpida por varios temporales de invierno que le afectaron fundamentalmente a la cubierta como el de 1910 que llevó a la sustitución de la cubrición de pizarra por el zinc, que era el material que había figurado en el proyecto.

Descripción del edificio Era un edificio exento situado en el mismo solar que ocupa hoy el edificio de la Junta de Obras del Puerto en la Calle de la Marina, es decir, a cincuenta metros de Teatro Rosalía de Castro. De planta rectangular de 30 metros de fachada por 50 de largo, tenía acceso por una calle perpendicular a la de la Marina, situándose la entrada principal por el Sur.

En el primer proyecto, este tenía acceso desde la Avenida, pero Pedro Mariño, entonces arquitecto municipal y que se haría cargo de la dirección de la obra, propuso aumentar la profundidad
del escenario que inicialmente tenía 11 metros, por lo que fue necesario este cambio de orientación del edificio, por la imposibilidad física de efectuarla en la pnmera dIsposIción por encontrarse las casetas de la Junta de Obras del Puerto.

Era la fachada principal, simétrica, de estilo neogriego manifestado por un orden de pilastras, coríntias y frontón con acróteras y motivos alegóricos al circo.

El acceso se hacía a través de un porche de una planta de tres arcos, que sustituyó a una marquesina de hierro y cristal del proyecto inicial. Asimismo el frontón sustituyó a un ático del citado proyecto.

La solución definitiva de componer el edificio en dos plantas separadas por una imposta corrida fue consecuencia de la modifiéación general, pues el proyecto presentado inicialmente tenía tres plantas de huecos horizontales y adintelados en las dos últimas. Como material de acabado se utilizaba el ladrillo también sustituido por los enfoscados de cemento más habituales en la construcción local, manteniéndose el zócalo de cantería.

Estructuralmente el edificio se apoyaba sobre el muro perimetral de fachadas de 50 cms. de espesor y una estructura de hierro fundido interiormente muy ligera y de espesor decreciente en altura.

En la parte trasera se situaba el escenario, cuyo volumen se manifestaba al exterior, flanqueado por dos cuerpos más bajos y retranqueados cincuenta centímetros, destinados a cuarto de actores en un lado y a cuadras de animales en el otro.

El tratamiento exterior de estos cuerpos era más sencillo, de huecos más pequeños.
La cubierta de la pista gestacaba por su forma piramidal octogonal rematada en un lucernario, en principio separada del cuerpo del escenario y posteriormente adosada a este.

Interiormente el edificio se componía de un gran vestíbulo desde donde se accedía a las localidades delanteras y de borde de pista, y del que arrancaban las escaleras para acceder a las gradas elevadas, y a la segunda galería de palcos.

El anfiteatro rodeaba con sus gradas circulares la pista también circular, sólo interrumpidas por el arco del escenario y el foso de orquesta delante del mismo. En el primer piso de la crujía de fachada, sobre el vestíbulo, ocupando todo el frente se situaba un amplio salón de descanso de cinco metros de altura. Este, en principio, iba a ser más bajo por tener otro piso en el que se alojaba la vivienda del conserje, pero Pedro Mariño no la consideró adecuada por temor a posibles incendios, al tiempo que su eliminación permitía dar mayor amplitud al citado salón.

Disponía asimismo el edificio de dos núcleos de escaleras para evacuación en caso de incendios en ambas fachadas laterales y retiradas 10 metros de la fachada principal. Al final se englobaron en el volumen general, haciéndose interiores.

Otros cambios introducidos por Pedro Mariño fueron el aumento del número de puertas y el ensanchamiento de las mismas de 1,50 a 2,00 metros, las utilizadas para evacuación.

Adoptó el hierro en lugar de la madera en las partes de la estructura que la utilizaba como en el sostenimiento de las gradas; ordenó la instalación de alumbrado eléctrico, suplementario y de servicio de incendios, con arreglo a lo previsto en el Reglamento General de Edificios de Espectáculos Públicos.

Tenía una capacidad de 450 butacas y un total de casi 2.000 espectadores 'por lo que era considerado de primera categoría en el citado Reglamento. Tenía mayor capacidad que su vecino Teatro Principal.

Bibliografía:
- Archivo Municipal de La Coruña. Expediente sobre el TeatroCirco Emilia Pardo Bazán.
- Arquitectura y Arquitectos madrileños del Siglo XIX. Pedro Navascués Palacio.
- Rehabilitación del Teatro Arriaga. Dragados y Construcciones.
- Arquitectura Moderna. Robín Middleton David Watkin Editorial Aguilar.
- Enciclopedia El Nuevo Larousse.
- PORTFOLIO. Editado por Pedro Ferrer. 1905 de GALICIA.
- La Voz de Galicia. De 1900 a 1916.
- La Ilustración Española-Americana, 1880-22 de diciembre.
- Enciclopedia Británica.
- Villa de Madrid 1969 N.O 27.
(1) Del libro: ARQUITECTURA Y ARQUITECTOS MADRILEÑOS del S. XIX, de Pedro Navascués Palacio.

Fuente: http://patrimoniomusicalgalego.blogspot.com.es/2011/06/breve-historia-del-teatro-circo-emilia.html

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