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Eduardo Cardenal, Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes

Francisco Mª Martín Medrano

Eduardo Cardenal Gómez, personalidad de gran simpatía natural, inquieta y activa, nació en Madrid en 1944. Cuando contaba nueve años vio en Murcia el Circo Estambul de los hermanos Almela y decidió que quería ser artista de circo. Su adolescencia la pasó realizando diferentes oficios, entre ellos el de mecánico, que le permitiría años más tarde aplicar estos conocimientos prácticos a la construcción de aparatos y vehículos. Su ocio lo ocupaba en el gimnasio de la “Agrupación Deportiva Ferroviaria”, en lugares al aire libre donde entrenaban acróbatas y equilibristas (la Casa de Campo, el pinar de las Siete Hermanas y el Cerro de los Locos) y viendo el Circo Price estable madrileño.

Su primer número lo presentó junto a Salvador Camuesco Alonso “Salvita”, al que se incorporaría como portor José Luis de la Peña de Mingo, integrando el trío de olímpicos “Los Platerson”. Paralelamente ensayaba su número de equilibrismo, con el que debutó en 1962 en la plaza de toros portátil de Getafe. En 1963, trabaja como equilibrista por primera vez en un circo, el Arriola; y junto a Ángel Garrido Granja, como los pulsadores “The Olimpic”, en otros escenarios.

Tras el servicio militar, estuvo con los equilibrios en el Circo Bruselas de Hernán, el Berlín Zirkus de Pepe Cristo y la compañía de Manolo Escobar; en la que conoce en octubre de 1967 a su futura mujer, la bailarina Francisca Tendero Nieto; la cual se incorpora a su número como partenaire. El Circo Roma, Coliseo dos Recreios de Lisboa, Circo Atlas (1969) y el último programa del Price de Madrid de la Plaza de Rey antes de su demolición acogen el arte de esta ilusionada pareja de artistas. Eran momentos importantes para su carrera, ya realizaba el equilibrio a un brazo moviendo cinco aros con las extremidades y la boca, ejercicio que le dio fama mundial y que ningún artista ha superado; en el Atlas quiso trabajar con una mano rota; y en la postrera función de Price, simuló un accidente para “vender” mejor el número. Muchos creyeron que fue verdad, hasta tal punto que así lo refleja la prensa de la época; el director del circo noruego Arnardo, le fichó incluyendo en el contrato el simulado accidente, en la temporada 1970. Circo Royal en Madeira, Palacio de Cristal de Oporto y nuevamente el Coliseo dos Recreios de Lisboa, donde en sus actuaciones encendían “las luces de la honra” en lo alto de la cúpula –era costumbre únicamente mientras la actuación de las grandes figuras-.

En 1971, gira por Italia con el Circo de Barcelona de Leonida Casartelli; en junio se fractura la tibia y el peroné. Mientras se recuperaba creó su segunda atracción, el coche cómico; para la cual transformó a un Fiat Balilla de 1935, dotándolo de múltiples mecanismos que daban la sensación de que tenía vida propia (camuflado en el mismo solía ir su hermano Julián o su cuñado José Luis). Coliseo de Oporto, Circo Kron y gira en 1973 por Estados Unidos con el material de tres pistas del Hubert Castle International, uno de sus más inolvidables triunfos. Sin embargo, cuando actuaba en Tucson (Arizona) tuvo una grave caída que le provocó aplastamiento en una vértebra cervical, que trajo consigo un pinzamiento en la médula. A consecuencia de lo cual en la temporada de 1975 ya no pudo hacer su número de equilibrios en el Circo Atlas. Al no encontrar remedio a su grave lesión en la medicina convencional, tuvo que recurrir a la natural.

En 1976 aplica todo lo aprendido del sistema de ventas en espectáculos en América y con su experiencia mecánica, elabora máquinas con las que trabaja con Feijóo-Castilla y los hermanos González. Por aquel entonces, su hijo Tito presenta y triunfa como rulista, con siete años, con las enseñanzas de uno de sus mejores amigos, Maximino Rodríguez Viejo ‘Monroe’.

En marzo de 1978, Eduardo comenzó a recorrer los pabellones deportivos de España dirigiendo la compañía Festival Internacional del Circo. Su mujer, sus dos hijos Virginia y Tito, su nuera Jette Segura, su hermano Julián y su cuñado José Luis) junto a él eran el núcleo de esta empresa. En la que las experiencias acumuladas en ventas,  mecánica; así como los números de la casa del coche loco y el rulo, en el espectáculo, fueron fundamentales. En 1984 estrenan su primera carpa. Parte de su gira anual siempre la realizaron en las Islas Canarias y, de manera exclusiva a partir de 1989, hasta el cierre del Circo Cardenal en 2005. Uno de los méritos de su empresa es el de haber llevado a todos los rincones de aquellas islas su circo. A lo cual correspondió el pueblo canario cada temporada con sus aplausos y nombrando a su empresa “El Circo de las Islas Canarias”.  En su pista en estos 28 años han trabajado excepcionales artistas: los payasos Hermanos Moreno, Fulgenci, Monti y Oriol; la domadora Mary Chipperfield; los acróbatas de cama elástica Graziella, Rosa y Juan Farga; los malabaristas Rafael de Carlos y Manuel Álvarez, la trapecista Jette Segura (nuera de Eduardo)… y los osos de su amigo Monroe.

Desde el 2005 está retirado del circo, pero no para de realizar proyectos. Goza la amistad de numerosos artistas en todos los rincones del planeta. Disfruta mucho hablando de circo y reuniéndose con amigos como Arturo Segura y Germán. En estos momentos se recupera del golpe más doloroso que le ha dado la vida, la pérdida de su esposa; en su “Autobiografía del equilibrista madrileño Gran Cardenal y el Circo de las Islas Canarias” dice: “Mi principal colaboradora ha sido mi mujer, Francisca Tendero Nieto, buena esposa, madre y compañera en múltiples fatigas y aventuras. En un momento dado hasta sacó todos los permisos de conducir con el ánimo de ayudarme a manejar camiones pesados de gran tonelaje. También llevaba la contabilidad de la empresa y se encargaba de distribuir la publicidad. Además efectuaba la venta de localidades de nuestro circo. ¡Una fuera de serie!”. Tras recibir la llamada del Secretario de Estado de Cultura en la que le comunicaba que próximamente el Rey le entregará la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, Eduardo Cardenal se dirigió al retrato de su esposa y emocionado dijo: “Paqui, ya sabes que esta Medalla es para los dos, nuestros hijos y nietos”. En el exterior, una de las carpas del Circo Cardenal está instalada en su cuartel de invierno de Loranca de Tajuña resistiendo la crudeza del invierno y la fuerza del viento.

Fuente: Francisco Martín Medrano

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