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En 1927, al mago escocés Hugh Mackay del Círculo Mágico de Londres, tuvo una ocurrencia original: en base a trayectorias y conocimientos mágicos, seleccionó y convocó a 9 reconocidos magos de diversos países de todo el mundo, y formó lo que llamó “Consejo de los 9”. Un grupo cuyo propósito, entre otros, era emitir opinión en disputas dentro del campo de la magia (por ejemplo, la autoría en cuanto a la invención de efectos).
El detalle curioso del Consejo de los 9, es que ninguno de los miembros conocía el nombre de los demás. Solo MacKay que había formado el grupo, sabia de la identidad de todos los miembros. Cada uno de los 9 integrantes usaba una letra como medio de identificación. Lo anterior se justificaba para que ninguno de ellos, pudiera ejercer alguna influencia sobre otros de carácter débil. Mackay enviaba los antecedentes a cada miembro, y estos le contestaban al escocés por correspondencia con sus investigaciones y opiniones. Mackay entonces circulaba las conclusiones recibidas a todos los integrantes del grupo, y una vez concluído el tema emitía la conclusión final.
El primer tema que llamó la atención de aquel Consejo, fue una disputa acerca de autoría y derechos de un acto de sombras chinescas de color. Un mago reclamaba los derechos por su invento, y acusaba a otro colega de plagio por presentar una rutina similar.
Los dos magos en disputa eran otro mago escocés luego nacionalizado norteamericano, Max Holden, un “peso pesado” de la magia por un lado, y Charles Drouillat y señora, de nombre artístico The Joannys, poco conocidos en el ambiente mágico.
Holden denunciaba a viva voz, que The Joannys estaban copiando su acto de sombras coloreadas del cual (según su opinión) él era el originador, y de cuyo invento tenía patente que protegía sus derechos, por lo que consideraba que se estaba cometiendo una infracción a la ley, y además faltando al código de ética de la profesión.
Desde 1921 hasta 1927, año en que tomó el caso El Consejo de los 9, Holden denunció a The Joannys en numerosas oportunidades, ante lo cual Joannys guardaba silencio.
Después de varios meses de trabajo e intercambio de correspondencia e investigación, los 9 llegaron a su decisión final en el controvertido tema de las sombras coloreadas, estableciendo que...”Carlos Drouillat (Joanny) de Barcelona, España, es el verdadero inventor del proceso genuino de ese tipo de rutina, y que el acto fue presentado por primera vez en Inglaterra en marzo de 1914”.
El problema quedaba aclarado.
Los Joannys
Jean Drouillat, el primer eslabón artístico de la dinastía, nació en Francia en 1863. Comenzó su carrera muy joven haciendo malabares, acrobacias, y magia. Trabajaba en circos realizando un acto de magia, balanceándose sobre una plataforma colocada sobre el lomo de un caballo percherón que galopaba en la pista.
Trabajo en toda Europa y Sudamérica como Mister Drouillat y Signor Joanny. Su mujer Amelia, era también una artista ecuestre. Uno de sus hijos Carlos Adolfo (1887-1976), siguió la profesión de artista como su padre.
Cuando Carlos tenía tan solo 3 años, trabajó en un espectáculo acompañando a su padre en el Teatro de L’Alhambra de Paris, presentándose como “El artista miniatura”.
Cerca de 1895, el pequeño Carlos tuvo la oportunidad de observar en acción a Chassino, quien realizaba una rutina espectacular de sombras chinescas realizada con manos y pies, y quedó tan impresionado con el acto, que comenzó a practicarlas a escondidas. Cuando comenzaron a faltar las velas en la casa, su padre descubrió el secreto, y motivó al pequeño de solo 9 años de edad, para que continuara con la práctica para así presentar un show de sombras.
Formado en el arte de las sombras, Carlos se caso con María Henuy, y se asentaron en Cerdanyola, donde en 1923, nació su único hijo Jean Joseph Hubert Drouillat.
Continuando con la tradición familiar, Jean aprendió el arte de sus padres, y de esta manera, el dúo de Carlos y María, se transformo en trío, naciendo así “Los Tres Joannys”, que se retiraron del espectáculo en 1969. Aunque la historia es muy rica en anécdotas, por razones de espacio no es posible abundar en detalles. Esa es la historia resumida de la familia.
Con poca suerte durante años traté de ubicar a Jean, el último eslabón de la familia, pero en ocasión de un viaje a España, y gracias a Manolo y Noelia dos amigos de Barcelona, pude finalmente contactarlo y reunirme con él. Durante varias horas, Jean con mucho entusiasmo me compartió toda la trayectoria artística de su familia, sacó del arcón muchos de los elementos originales del acto, y se explayó con los detalles totalmente inéditos de las sombras coloreadas de Los Joannys.
Sombras de colores, un acto fuera de lo común
Para producir sombras de colores, Carlos creó un ingenioso mecanismo basado en un sistema de varios prismas de cristal, que descomponían la luz en los colores espectrales que componen el arco iris.
Su principal fuente de luz, era un arco voltaico, del tamaño del puño de la mano, que producía una luz extremadamente brillante, más potente que las lámparas de filamento actuales. Con ese sistema conseguía que las figuras de sus sombras tuvieran un contorno perfecto y sin distorsiones. Recuerdo que estamos hablando de 1914.
El show de Joannys, consistía de variadas rutinas. La escenografía era un edificio, donde ocurrían varias historias y hechos cotidianos: un dentista sacando una muela a su paciente, un cocinero preparando comida, un profesor enseñando a sus alumnos, un marido engañado que disparaba a su mujer y al amante, y un policía interviniendo para calmar los ánimos, una corrida de toros muy graciosa y espectacular, y otros por el estilo.
A través de los años la creatividad de Carlos, le permitió crear innovaciones en su especialidad.
Algunas de ellas fueron sus “Sombras Rayos X”, en las cuales los espectadores podían observar los huesos de las manos, como si fuera una radiografía de rayos X.
Sus “Sombras blancas o invertidas”, eran otro de sus espectáculos inéditos: proyectaba sombras blancas sobre una pantalla negra, las cuales eran producidas, con un complicado mecanismo, basado en el principio del Disco de Newton.
Lamentablemente, ninguna de ellas fueron aceptadas por el público, y debieron ser retiradas del show de Joannys.
En 1934, el mago polaco Horace Goldin amigo de Carlos Drouillat, en una gira por España, ofreció a los Joannys un lugar en su show para realizar sus sombras chinescas, y también lo contrato a Carlos como intérprete. Jean me relató una intrigante posibilidad referida a la muerte del mago polaco, hecho que no he encontrado mencionado en los libros de historia de la magia. Jean en el momento de la visita de Goldin tenía solo 10 años de edad, pero su memoria era tan fresca como si hubiese ocurrido el día anterior.
Todavía conservaba el arco voltaico de su padre, sobre el cual me comentó una anécdota referida a un sombrista famoso hoy día, que cometió el robo de aquel mecanismo tan valioso y original de Los Joannys. Para recuperarlo, Jean no solo debió recurrir a la justicia sino también al servicio diplomático del país del sombrista en cuestión.
Mantuve durante varios años un contacto fluido con Jean, hasta que la falta de respuesta a varios de mis mails, me hizo pensar lo peor.
Efectivamente, pude confirmar que casi a sus 91 años, Jean había fallecido a comienzos del 2014.
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