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Su nombre completo, Salvador Enrique Riquelme Romero, desvela que estamos ante el descendiente de dos importantes sagas circenses españolas. Su abuelo materno fue Eugenio Romero, acróbata con bicicleta (en 1908 con el número de “La flecha humana”) y portor con escalera pedestre y percha (en 1916, bajo el nombre artístico de ‘Romans’, en la compañía del Gran Circo Ecuestre Llorca de Vicente Llorca y, a finales de año, en la de Luis Casaseca). Precisamente en el archivo Matabosch se conserva un cartel ―que reproducimos― de la actuación de la compañía de Eugenio Romero en el mismísimo Teatro Circo de Albacete. Además, fue fundador del Gran Circo Maravillas, que estuvo abierto, al menos, desde 1920 hasta finales de los años cuarenta, cuando fue vendido a un empresario catalán. El Circo Maravillas actuaba especialmente en el levante español, e hizo de la feria albaceteña una de sus citas fijas anuales.
Otros antepasados de Enrique Romero fueron los Hermanos Riquelme, llamados Humberto (con el nombre artístico de “Caracatre”, siempre ataviado con chistera y bigote), Francisco, el augusto Salvador y el “carablanca” Juan. Los cuatro fueron contratados por la sociedad gestionada por Luis Corzana y Eugenio Romero en 1928. A partir de entonces, los Hermanos Riquelme, destacados payasos, serían fijos en el Circo Maravillas, ya que las hermanas Amelia ‘Nelly’ y Marina Romero ―hijas del empresario― se casaron con Humberto y Salvador, respectivamente. Aún hoy, los mayores de Albacete recuerdan a Salvador tanto por la popularidad de que llegó a gozar en la feria con el apelativo de ‘El Tonto Salva’, como por haber nacido en esta ciudad. Poco antes de la guerra civil, uno de los hermanos, Francisco, abandonó el número, probablemente al emparentar con la familia Pajares. El inicio de la contienda sorprendió al Circo Maravillas en Ávila, donde fue bombardeado, por lo que sus componentes tuvieron que abandonar allí el equipo y huir hacia Portugal en busca de cobijo. Al finalizar la guerra, regresaron a recoger lo que había quedado del circo.
En Portugal nació Enrique, segundo hijo de Marina y Salvador. A día de hoy, aún recuerda cómo los maquis asaltaron en varias ocasiones a su familia, y cómo él, atemorizado, se abrazaba a su madre. Afortunadamente, en el momento más crítico, siempre había alguno de ellos que decía: “Dejadles, ¿no veis que tienen más hambre que nosotros?”. Palabras como éstas evitaron más de una vez que la situación acabara en tragedia. Desde muy joven, Enrique ya mostraba sus habilidades artísticas en carnicerías y panaderías, donde le pagaban con productos que llevaba a casa; su madre, al recibirlos, no podía evitar las lágrimas.
Por entonces, los artistas fueron contratados por el circo de Secundino Cortés. Corría el mes de diciembre cuando, en Pedreguer (Alicante), un vendaval destrozó la carpa. Secundino dio una función en un teatro y, con el dinero recaudado, marchó a Valencia para encontrar una nueva. Durante los días siguientes, la compañía tuvo que trabajar al aire libre. El hambre y el frío que pasaban eran tales que elaboraron trampas con un gato adiestrado para cazar palomos, y los empleados quemaban sillas para poderse calentar. Días después, apareció por fin el empresario, pero lo hizo sin carpa y sin dinero. En su lugar, traía consigo una serie de un número de lotería. Con gran disgusto, toda la compañía, que entonces trabajaba al tanto por ciento, cobró enfadada con participaciones del número. Disgusto que se convirtió en felicidad cuando les tocó el segundo premio de aquel sorteo, lo que les permitió a todos mejorar sustancialmente su economía.
Enrique empezó, de muy niño, como parte del grupo de payasos paterno, y otro tanto hizo su hermana Marina, que había estudiado baile español. Los Hermanos Riquelme eran innovadores; algunas de sus parodias fueron “La cena de del músico Sarasate”, “La coctelera”, “La corrida de toros” o “La muñeca”. Sus representaciones se desarrollaban con un gran realismo, siguiendo el modelo del cine cómico, y con frecuencia acababan lesionados por la vehemencia de los golpes que les daba su padre, Salvador, durante el espectáculo. Precisamente por ese motivo, Juan y Humberto tuvieron que cambiarse los papeles: el segundo de ellos se estaba quedando ciego debido a los impactos que recibía en su cabeza con un “martillo gigante”, en el que se había camuflado un petardo que se quería hacer explotar. Enrique, regidor del número, tocaba el xilófono y, junto con su hermana y su tía Rosita, también aparecía en las zarzuelas. Otro de los primeros números realizados por los dos hermanos fue el de poses plásticas, tal como años antes había hecho su madre con sus hermanas integrando las “Baker’s Models”, y el baile del “rock and roll”.
A finales de los años cuarenta, el Circo Maravillas cerraba sus puertas. Entonces, los Riquelme fueron contratados para cinco temporadas por el empresario Llapisera, que se dedicaba a espectáculos cómico-taurinos. Enrique contaba, en aquel momento, con trece o catorce años. Hacía un poco de todo: era torero, director de orquesta, representaba a ‘Don Tancredo’ (personaje que tumbado encima de una mesa e inmóvil recibe la salida del novillo en la plaza)... Su primer nombre artístico fue “Henry Mc. Kelme”, y así figura en la cartelería del espectáculo “Carrusel 1952” de Llapisera.
En 1956, el circo de Alejandro Marialex presenta a los payasos Hermanos Riquelme, un grupo formado por el “carablanca” Humberto, Juan “Caracatre”, Salvador, Enrique y Marina. A partir de ese momento, Humberto y su hija se quedaron con Alejandro Marialex, y Juan se fue como representante. Salvador y sus hijos se marcharon al Circo España de Lola Díaz; más tarde, permanecieron con el circo Brasil de la familia Polo hasta 1963.
En al año 1964, el Circo Hervás presentaba, entre otras atracciones, a los excéntricos Enrique y Quique Polo, y la nueva formación de los Hermanos Riquelme, el “carablanca” ‘Popi’ Polo (Julio Simón), Salvador, Enrique y ‘Tere’ (en realidad, Ana Antonia Piloña, novia del anterior), que ejercía de cantante. Salvador, el padre, decidió despedirse como payaso, y Enrique empezó a ensayar el rulo. Marina, la hermana de Enrique, se casó y dejó el grupo. Con Hervás hicieron gira por Marruecos y Ceuta.
El 3 de enero de 1966, coincidiendo con la estancia del Circo Bélgica de Hernán Cortés en San Pedro del Pinatar (Murcia), Enrique y ‘Tere’ se casaron. A finales del mismo año, Enrique presentó su número de rulo en el Circo Atlas, en Valencia. Tanto esta empresa como la de la familia Marialex quisieron contratarlo, pero el representante Perezoff le facilitó una gira europea con el espectáculo de baloncesto acrobático de los Harlem Globetrotters. Además de ofrecer su número de rulo, en el que ‘Tere’ le acompañaba vestida de bailarina de flamenco, Enrique creaba situaciones cómicas aprovechando la notable diferencia entre su estatura (1,53 m.) y la de los jugadores. Al acabar la gira, una rotura de clavícula le impidió realizar todos los ejercicios de su número.
Una vez recuperado, y tras una temporada con el Circo Kron (España), trabajó durante cinco años en Italia con el Circo Medrano de la familia Casartelli, e incluso llegó a presentarse en la Scala de Milán. Regresó a España con la empresa Feijóo-Castilla, y obtuvo el Óscar ―el primer premio― en el Festival Mundial del Circo de Madrid (enero de 1975). Meses más tarde, sus suegros, que trabajaban en la misma empresa, fallecieron en un accidente cuando la caravana del circo se dirigía a Sevilla. A finales de ese mismo año, Enrique participó en el segundo Festival Internacional de Montecarlo; pero, en lugar de seguir en la competición, tras los tres primeros días decidió viajar a Valencia para concluir su contrato con el Circo Americano de la empresa Feijóo-Castilla.
Aunque una hernia discal le obligó a dejar alguno de sus trucos de su número, posteriormente la atracción triunfó en el Olimpia de París. Por otra parte, consiguieron sobrevivir al incendio de la sala de fiestas Scala Barcelona, donde habían sido contratados. Volvieron a salir al extranjero y en 1981 hicieron gira por Suiza con el Circo Nacional Suizo de los hermanos Knie. Gracias a la simpatía de Enrique, el matrimonio Romero fue invitado (junto con los empresarios) por Oona O’Neill, esposa de Charlot, y sus hijos a su residencia en Vevey. ‘Tere’ se emocionó al coger el bastón y el bombín de Charles Chaplin.
Desde entonces, los más importantes circos europeos han contado con sus servicios, y el carisma personal de Enrique, así como su humildad y vocación, han cautivado a todos los públicos. En el año 2000, su trayectoria profesional fue reconocida con el Premio Nacional de Circo. Por otra parte, sus tres hijos, nacidos durante sus giras, son notables artistas: los tres han realizado el número de “excéntricos” con su padre; además, Jorge se ha dedicado al rulo, y Ricardo a la cama elástica con engatillado de pie a cuerda aérea.
Tras retirarse a su domicilio de Mislata (Valencia), Enrique no dejó de ensayar su número ni un solo día. Pero, después de tanto tiempo de itinerancia, nuestro artista comprobó que el sedentarismo no estaba hecho para él, y por ello decidió aceptar una propuesta del Circo Roma, de la familia Dola, y regresar así a la pista.
A sus setenta y dos años, la personalidad y energía de Enrique Romero siguen entusiasmando a los espectadores más escépticos. Dejemos que sea él quien finalice este texto con sus propias palabras: “Elegí el nombre artístico de Romero por mi abuelo, que triunfó. Sé que lo que más gusta al público es el suspense en el número. Otra de mis máximas es: todo lo que hagas, hazlo con el corazón. Me siento muy orgulloso de mi familia”.
Cronología artística con el número de rulo
1966 Debut de Enrique con el rulo en el Circo Bélgica de Hernán Cortés; una semana (en navidades) con el Circo Atlas / 1967 Contrato con Harlem Globetrotters (gira europea), firmado por mediación de Perezoff / 1968 Circo Kron de Marialex (España); Coliseo de Lisboa / 1969-1973 Circo Medrano Casartelly (Italia) / 1971 Scala de Milán / 1974 Circo Americano (España); navidades en el Festival Mundial del Circo, en Madrid / 1975 Circos Monumental y Americano (España); en navidades, tres días en el Festival Internacional de Circo de Montecarlo y con el Circo Americano, en Valencia / 1976 Circus Merano (Noruega); Casino de Campione, en Suiza; navidades en España con Alejandro Marialex / 1977 Circus Corty Althoff de Alemania / 1978 (Mes de enero) Salas de fiestas Scala de Barcelona (estaban en la compañía cuando se incendió la sala) / 1979 Ocho días en el Olimpia de París / 1980 Circo Corty Althoff / 1981 Circo Knie (Suiza); navidades con el circo de Ángel Cristo / 1982 Dos meses en el Circo Krone estable de Münich / 1983 Circus Merano (Noruega), en los años sucesivos en gira por los países escandinavos en ciudades como Benneweiss, Scratt... / 1987 (Temporada de otoño) Circo Mundial, en Madrid / 1990 (Mes de enero) Circo Tívoli, en Madrid (Jesús Rampín), Circo Teresa Rabal y Circo Roma, en España; navidades con el Circus Conelli, en Zurich (Suiza) / 1992 Cirkus Benneweis (Dinamarca) / 1993 octubre en el Circo alemán Medrano Zinnecker, en Barcelona / 1995 Circo Chen (Portugal) / 1998 Circo de las navidades de Ofenburg (Alemania) / 2000 Payasolandia; navidades con el Circo Mundial, en Valencia / 2001 Varieté Apollo de Düseldorff (Alemania) / 2002 inicios de temporada en el espectáculo “Payasolandia” (España) presentando tres números: acróbatas excéntricos (Enrique y su hijo Ricardo), rulo (Enrique) y cama elástica (Ricardo) / 2004 Enrique y su hijo Yurgen con el toreo cómico y “los excéntricos” en el Circus Finlandia (Finlandia), / 2005 Enrique con el rulo en el Circus Finlandia (Finlandia) / 2006 Circo Agora (Noruega) / 2009-2010 Circo Roma Dola (España).
comentario anónimo. 30 dic 2010 a las 11:26
Tengo la suerte de conocer todos esos datos de la propia boca de Enrique Romero, quizá dentro de su modestia a preferido omitir que frente al miedo inicial de tener que actual en el recinto estable del Krone, se llevó la sorpresa de su vida cuando, despues de actuar en pista, el regisseur tuvo que ir hasta cuatro veces a su camerino para rogarle que saliese a pista de nuevo, ya que el público ni se sentaba ni dejaba de aplaudir, fue tal la emoción que Terre y él estuvieron media hora abrazados llorando despues de recibir tales ovaciones. Lleva cuarenta años con el número del rulo, ojalá siguiese con él cuarenta años mas....carismático artista gracias a que es una carismática persona, nunca vi a dos artistas a los que se iluminase tanto la cara al hablar de circo como a Tere Polo y a Enrique Romero, y realmente ha sido una suerte.