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Luis Corzana (PT): empresario de leyenda

 

Luis Corzana: empresario de leyenda
Luis Corzana Martínez, originario de Portugal, soñaba con ser un gran torero, hasta que a los dieciocho años decidió convertirse en artista de circo. Después de presentar su número de ocho caballos en varios circos europeos se estableció en Madrid. Creó una academia de danza y baile donde dio clases a artistas que con el paso de los años adquirirían popularidad, como las cupletistas Manuela Tejedor Clemente, más conocida como La Preciosilla, y Paquita Escribano. Rodeado de jóvenes artistas que querían abrirse camino en el siempre difícil mundo de la farándula, Corzana se convertió en agente teatral, llegando a ser uno de los más conocidos de la Villa y Corte. 
Después de crear una compañía de variedades, con la que actuó en 1914 en el Teatro Circo Villar de Murcia, se inició en la que fue su verdadera vocación: empresario circense. En junio de 1917 fue nombrado director artístico del Circo Wood de Madrid, establecimiento situado en el Polo Norte, en la calle de Atocha. Ese mismo año, consciente de las limitaciones artísticas de los circos ambulantes españoles de la época, creó el Gran Circo Corzana, también publicitado durante alguna época como Americain Cirque. En la posguerra adquirió gran renombre y junto con el Circo Feijóo, se convirtió en el mejor circo ambulante español. 
Corzana contagió su pasión por los caballos a su hija Carmencita. Nacida en la calle Embajadores de Madrid se convirtió en domadora de alta escuela, libertad y volteo a caballo. Trabajaba a menudo en el circo de su padre, al igual que también lo hacía Arturo Manzano, domador de caballos y gran amigo de Corzana. Era una niña cuando Carmen comenzó a montar encima de un burro hasta que su padre, viendo las cualidades de su hija, le compró una yegua de Jérez. La llamó "Chula" y aprendió a montarla en tan solo ocho días. A su muerte compraron a “Trouvé”, un caballo mezcla de razas inglesa y árabe, con el que debutó en el Teatro Tívoli de Barcelona.
En 1920 Corzana despidió a Clotilde Wernoff, quien durante un tiempo estuvo al frente de su agencia madrileña y trasladó su despacho a la calle Conde del Asalto 12 de Barcelona, lugar donde se encontraba emplazado el music-hall Edén Concert, del que era director artístico. Poco después Corzana se asoció con José Perezoff, otro representante de artistas que había recorrido medio mundo como miembro de la conocida troupe de malabaristas Perezoff y que ya tenía experiencia como director circense en Madrid. Ambos presentaron diferentes espectáculos en el Teatro Tívoli y el Cómico de Barcelona y en 1922 fueron los representantes del Cirque Pallise de Francia cuando éste visitó Barcelona.
En 1928 Corzana se asoció temporalmente con Eugenio Romero, presentando en algunas localidades catalanas como Tarragona un establecimiento ambulante llamado Circo Americano Maravillas.
En 1931 el tandem formado por Corzana y Perezoff empiezan a colaborar con Mariano Sánchez Reixach en la programación del Circo Price de Madrid. 
En el momento del estallido de la guerra civil Corzana se encuentra con su circo en Santander. La circunstancia de encontrarse cerca de la frontera francesa, unido a su ideología e instinto de supervivencia, le impulsaron a abandonar España. Un año después el material del Circo Corzana fue requisado y con sus maderas se hicieron barracones en el campo de concentración franquista de Miranda de Ebro. 
Una vez finalizado el conflicto bélico Perezoff asumió en solitario la dirección del Circo Price, sustituyendo al difunto Mariano Sánchez Reixach.  Corzana regresó a España y junto a Joaquín Gasa, empezó, en invierno de 1939, a programar espectáculos circenses en el Teatro-Circo Olympia de Barcelona. Después de haber vivido las miserias de la guerra, los barceloneses tenían ganas de divertirse y el Olympia registraba grandes llenos, a pesar de las dificultades que encontraba la dirección para programar buenos espectáculos. Muchos artistas españoles fueron movilizados durante la guerra y tenían una evidente falta de perfeccionamiento; mientras que otros habían perdido algún compañero, teniendo que rehacer su número. También había artistas extranjeros a los que la guerra civil sorprendió trabajando en España y no habían podido volver a su país por encontrarse las fronteras cerradas. A estos había que añadir, más adelante, los que al estallar la Segunda Guerra Mundial decidieron permanecer en Barcelona, al quedar nuestro país fuera del conflicto.
Gasa y Corzana hicieron un buen negocio con el Olympia, ya que los programas les salían más económicos que antes de la guerra y además subieron los precios de las entradas. Corzana disponía de dinero, ya que además de lo que había ganado como empresario, estaba casado con Lucia Cebrián de Toro, mujer adinerada de Sant Feliu del Llobregat. En 1940 compró una torre en la localidad de su esposa, una vivienda situada en la calle Barcelona, 20 y calle de las Rosas, 31. La mansión, inspirada en la tradicional casa rural catalana, todavía es conocida como la Torre Corzana.
La temporalidad de la programación circense del Olympia, que se alternaba con espectáculos de todo tipo, así como la bonanza económica de Corzana propiciaron que pronto se decidiera a comprar un nuevo material. Su circo ambulante volvió a recorrer España y ya en otoño de 1940 lo encontramos instalado en un solar de Madrid. El Circo Corzana, anunciado ocasionalmente como Americain Cirque, mencionaba en la publicidad la calidad de su carpa: "Aunque diluviase, se celebrarán las funciones a las horas anunciadas por tener un magnífico Toldo Impermeable."
La dura posguerra hizo que los empresarios circenses se las ingeniaran para atraer el público a sus espectáculos. Corzana, sabedor de que el racionamiento hacía que buena parte de la población pasara hambre, recorrió, durante el verano de 1941, el País Vasco anunciando como reclamo en la última función del día la rifa de un "suculento jamón".
En 1948 apostó por una tentadora innovación: incorporar un artista del mundo de la canción a su espectáculo circense. Contrató a Antonio Machín, quien conocía un gran éxito de ventas con "Angelitos negros", un bolero que sonaba a todos horas en las emisoras de radio. La inversión fue colosal: se decía que el popular cantante cobró 250.000 pesetas por ocho meses de trabajo. Años más tarde el Cirque Pinder copió la idea e incorporó a su circo al cantante Luis Mariano (1957 y 1959). Ya sin el cantante cubano, un año después el Circo Corzana recorrió España anunciándose como Cubanán Circus. Corzana, al igual que hiceron otros empresarios de la época, cambiaba los nombre de sus circos para sacar beneficio de la novedad. Una vez derruido el Circo Olimpia de Barcelona, Corzana bautizó a su establecimiento ambulante con esta denominación. Durante la temporada de 1951 el circo de Corzana pasó a llamarse Cirque de París. 
En sus últimos años de actividad apostó por organizar la gira de varios circos extranjeros por España. El primero fue, en 1950, el prestigioso Cirque Pinder los hermanos Spessardy. Cuando visitó Barcelona se instaló en la Plaza de toros de Las Arenas del 9 al 29 de noviembre de 1950. En el programa había atracciones que habían sido contratadas especialmente para la gira española y otras que formarían parte de la tournée francesa del año siguiente. Incorporó artistas españoles como Eduardini y sus siete enanos, los tríos de payasos Álava y Cape; y los caballos de Arturo Manzano.
A continuación siguieron dos circos alemanes: el Circo de los hermanos Belli y el Barlay. El primero, en sociedad con Pedro Balañá, se presentó en Barcelona en la plaza de toros de la Monumental, del 5 al 20 de noviembre de 1952. El programa contó también con el número de los chimpancés de Pilade Cristiani. El domador había ya enviudado de Carmencita Corzana, fallecida a los cuarenta y tres años de edad el 8 de junio de 1951. 
El circo Barlay actuó en las Arenas de Barcelona del 9 de octubre al 15 de noviembre de 1953. El gran éxito ontenido le llevó a presentar un segundo programa con una pantomima acuática, provista de fuentes, cataratas y esbeltas nadadoras.
En 1957 Luis Corzana dirigió dos establecimientos de la empresa Feijóo-Castilla: el Circo Alegría y la segunda unidad del Circo Americano, esta última junto a Enrique Wernoff.

Luis Corzana Martínez, originario de Portugal, soñaba con ser un gran torero, hasta que a los dieciocho años decidió convertirse en artista de circo. Después de presentar su número de ocho caballos en varios circos europeos se estableció en Madrid. Creó una academia de danza y baile donde dio clases a artistas que con el paso de los años adquirirían popularidad, como las cupletistas Manuela Tejedor Clemente, más conocida como La Preciosilla, y Paquita Escribano. Rodeado de jóvenes artistas que querían abrirse camino en el siempre difícil mundo de la farándula, Corzana se convertió en agente teatral, llegando a ser uno de los más conocidos de la Villa y Corte. Después de crear una compañía de variedades, con la que actuó en 1914 en el Teatro Circo Villar de Murcia, se inició en la que fue su verdadera vocación: empresario circense.

En junio de 1917 fue nombrado director artístico del Circo Wood de Madrid, establecimiento situado en el Polo Norte, en la calle de Atocha. Ese mismo año, consciente de las limitaciones artísticas de los circos ambulantes españoles de la época, creó el Gran Circo Corzana, también publicitado durante alguna época como Americain Cirque. En la posguerra adquirió gran renombre y junto con el Circo Feijóo, se convirtió en el mejor circo ambulante español. 

Corzana contagió su pasión por los caballos a su hija Carmencita. Nacida en la calle Embajadores de Madrid se convirtió en domadora de alta escuela, libertad y volteo a caballo. Trabajaba a menudo en el circo de su padre, al igual que también lo hacía Arturo Manzano, domador de caballos y gran amigo de Corzana. Era una niña cuando Carmen comenzó a montar encima de un burro hasta que su padre, viendo las cualidades de su hija, le compró una yegua de Jérez. La llamó "Chula" y aprendió a montarla en tan solo ocho días. A su muerte compraron a “Trouvé”, un caballo mezcla de razas inglesa y árabe, con el que debutó en el Teatro Tívoli de Barcelona.

En 1920 Corzana despidió a Clotilde Wernoff, quien durante un tiempo estuvo al frente de su agencia madrileña y trasladó su despacho a la calle Conde del Asalto 12 de Barcelona, lugar donde se encontraba emplazado el music-hall Edén Concert, del que era director artístico. Poco después Corzana se asoció con José Perezoff, otro representante de artistas que había recorrido medio mundo como miembro de la conocida troupe de malabaristas Perezoff y que ya tenía experiencia como director circense en Madrid. Ambos presentaron diferentes espectáculos en el Teatro Tívoli y el Cómico de Barcelona y en 1922 fueron los representantes del Cirque Pallise de Francia cuando éste visitó Barcelona.

En 1928 Corzana se asoció temporalmente con Eugenio Romero, presentando en algunas localidades catalanas como Tarragona un establecimiento ambulante llamado Circo Americano Maravillas.

En 1931 el tandem formado por Corzana y Perezoff empiezan a colaborar con Mariano Sánchez Reixach en la programación del Circo Price de Madrid. 

En el momento del estallido de la guerra civil Corzana se encuentra con su circo en Santander. La circunstancia de encontrarse cerca de la frontera francesa, unido a su ideología e instinto de supervivencia, le impulsaron a abandonar España. Un año después el material del Circo Corzana fue requisado y con sus maderas se hicieron barracones en el campo de concentración franquista de Miranda de Ebro. 

Una vez finalizado el conflicto bélico Perezoff asumió en solitario la dirección del Circo Price, sustituyendo al difunto Mariano Sánchez Reixach. Corzana regresó a España y junto a Joaquín Gasa, empezó, en invierno de 1939, a programar espectáculos circenses en el Teatro-Circo Olympia de Barcelona. Después de haber vivido las miserias de la guerra, los barceloneses tenían ganas de divertirse y el Olympia registraba grandes llenos, a pesar de las dificultades que encontraba la dirección para programar buenos espectáculos. Muchos artistas españoles fueron movilizados durante la guerra y tenían una evidente falta de perfeccionamiento; mientras que otros habían perdido algún compañero, teniendo que rehacer su número. También había artistas extranjeros a los que la guerra civil sorprendió trabajando en España y no habían podido volver a su país por encontrarse las fronteras cerradas. A estos había que añadir, más adelante, los que al estallar la Segunda Guerra Mundial decidieron permanecer en Barcelona, al quedar nuestro país fuera del conflicto.

Gasa y Corzana hicieron un buen negocio con el Olympia, ya que los programas les salían más económicos que antes de la guerra y además subieron los precios de las entradas. Corzana disponía de dinero, ya que además de lo que había ganado como empresario, estaba casado con Lucia Cebrián de Toro, mujer adinerada de Sant Feliu del Llobregat. En 1940 compró una torre en la localidad de su esposa, una vivienda situada en la calle Barcelona, 20 y calle de las Rosas, 31. La mansión, inspirada en la tradicional casa rural catalana, todavía es conocida como la Torre Corzana.

La temporalidad de la programación circense del Olympia, que se alternaba con espectáculos de todo tipo, así como la bonanza económica de Corzana propiciaron que pronto se decidiera a comprar un nuevo material. Su circo ambulante volvió a recorrer España y ya en otoño de 1940 lo encontramos instalado en un solar de Madrid. El Circo Corzana, anunciado ocasionalmente como Americain Cirque, mencionaba en la publicidad la calidad de su carpa: "Aunque diluviase, se celebrarán las funciones a las horas anunciadas por tener un magnífico Toldo Impermeable."

La dura posguerra hizo que los empresarios circenses se las ingeniaran para atraer el público a sus espectáculos. Corzana, sabedor de que el racionamiento hacía que buena parte de la población pasara hambre, recorrió, durante el verano de 1941, el País Vasco anunciando como reclamo en la última función del día la rifa de un "suculento jamón".

En 1948 apostó por una tentadora innovación: incorporar un artista del mundo de la canción a su espectáculo circense. Contrató a Antonio Machín, quien conocía un gran éxito de ventas con "Angelitos negros", un bolero que sonaba a todos horas en las emisoras de radio. La inversión fue colosal: se decía que el popular cantante cobró 250.000 pesetas por ocho meses de trabajo. Años más tarde el Cirque Pinder copió la idea e incorporó a su circo al cantante Luis Mariano (1957 y 1959). Ya sin el cantante cubano, un año después el Circo Corzana recorrió España anunciándose como Cubanán Circus.

Corzana, al igual que hiceron otros empresarios de la época, cambiaba los nombre de sus circos para sacar beneficio de la novedad. Una vez derruido el Circo Olimpia de Barcelona, Corzana bautizó a su establecimiento ambulante con esta denominación. Durante la temporada de 1951 el circo de Corzana pasó a llamarse Cirque de París. 

En sus últimos años de actividad apostó por organizar la gira de varios circos extranjeros por España. El primero fue, en 1950, el prestigioso Cirque Pinder los hermanos Spessardy. Cuando visitó Barcelona se instaló en la Plaza de toros de Las Arenas del 9 al 29 de noviembre de 1950. En el programa había atracciones que habían sido contratadas especialmente para la gira española y otras que formarían parte de la tournée francesa del año siguiente. Incorporó artistas españoles como Eduardini y sus siete enanos, los tríos de payasos Álava y Cape; y los caballos de Arturo Manzano.

A continuación siguieron dos circos alemanes: el Circo de los hermanos Belli y el Barlay. El primero, en sociedad con Pedro Balañá, se presentó en Barcelona en la plaza de toros de la Monumental, del 5 al 20 de noviembre de 1952. El programa contó también con el número de los chimpancés de Pilade Cristiani. El domador había ya enviudado de Carmencita Corzana, fallecida a los cuarenta y tres años de edad el 8 de junio de 1951. 

El circo Barlay actuó en las Arenas de Barcelona del 9 de octubre al 15 de noviembre de 1953. El gran éxito ontenido le llevó a presentar un segundo programa con una pantomima acuática, provista de fuentes, cataratas y esbeltas nadadoras.

En 1957 Luis Corzana dirigió dos establecimientos de la empresa Feijóo-Castilla: el Circo Alegría y la segunda unidad del Circo Americano, esta última junto a Enrique Wernoff.

Corzana, que después de enviudar en 1961 contrajo segundas nupcias con Victoria Urchaga, murió el 17 de octubre de 1970, a los 87 años de edad. 

 

Fuente: Ramon Bech i Batlle

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